LA ANJANA Y SU HERMANA
Érase una vez una diosa llamada Anjana, que vivía en grutas secretas. Se alimentaba de fresas, miel, almíbar y frutos que le proporcionaba el bosque. En cuanto a su vestimenta era muy delicada y le gustaba vestir con vestidos de seda de muchos colores vistosos como rosa, azul cielo, verde hierba, amarillo sol, naranja y morado uva. Como calzado le gustaba llevar sandalias del mismo color que su vestido, aunque a veces le gustaba vestir un poco más informal y se ponía unas sandalias plateadas. Tambien solia llevar una corona de flores de tono azul. La Anjana es una hermosa ninfa que no mide más allá de medio metro, tiene los ojos rasgados y sus pupilas son azules y brillantes como luceros, su mirada es serena. Tiene unas largas trenzas rubias y se adorna la cabeza con una corona de flores..
Todos los dias salia a pasear con su hermana Dijana, pero antes desayunaban un tazón de leche con cereales de frutos del bosque, que habían recogido la tarde anterior. Cuando habían desayunado se iban al bosque ha hablar con sus amigos, los animales ya que tenían la posibilidad de hablar con ellos. A cincuenta metros de su gruta estaba Rodolfo, uno de sus mejores amigos, que le proporcionaban zanahorias durante toda la semana, porque tenía una gran huerta que ayudó a construir Anjana y Dijana, también las daba tomates, porque Rodolfo sabía que a las hermanas las gustaba mucho la ensalada de tomate.
Anjana y Dijana pasan el día andando por las sendas del bosque, sentándose a descansar en las orillas de las fuentes y los arroyos parecen cobrar vida a su paso.Tambien les gustaba mucho ir a recoger fruta entre las dos, y los cargaban en unas cestas de mimbre. También fue a recoger manzanas, y pimientos.
Cuando algún amigo o amiga suyo tenía un problema Anjana y Dijana les ayudaba en todo lo que podían como por ejemplo: cuando no tenían tiempo de hacer la comida o para recoger los ingredientes les prestaba una canasta llena de frutas y verduras, o cuando necesitaban solucionar un problema le ayudaban.
Todas las mañanas se arreglaban las dos, se ponian unas bonitas flores y se echaban de la colonia que más le gustaba era de rosa, la hacían ellas mismas, lo primero que hacían era recoger las mejores rosas que encontraban en el jardín, las lavaban y las dejaban durante en una semana en un bote de cristal, colaban los pétalos y el resto lo metian en botecito de colonia.
Las dos eran estupendas, ayudaban a todos y resolvían los problemas que habían en el bosque. En definitiva eran geniales.
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